Por qué hay problemas económicos

La riqueza empieza a hacerse en la mente, igual que la pobreza. Y a una edad temprana. No recibimos ninguna clase de educación financiera ni en casa, ni en la escuela; probablemente porque quienes nos educaron en casa y en la escuela no la tenían.

Asumámoslo: los padres y los profesores no están preparados para educar financieramente porque ellos a su vez tampoco recibieron esa clase de educación.

¿Y qué hacemos? convertir el dinero en un tema tabú tanto en casa como en la escuela. Podemos hablar de sexo abiertamente, de los peligros de las drogas… pero no de dinero.

Y así convertimos a los pequeños en candidatos a la ruina económica: dedicarán muchos años -en el mejor de los casos- a crear aptitud pero no actitud, conseguirán un título de un programa de estudios desfasado que explica un mundo que ya no existe, y buscará un trabajo solo para ganar dinero y para jubirase en él.

¡La receta para el fracaso financiero!

Pero nadie le dirá al joven que puede tener varias fuentes de ingresos, algunas propias, algunas pasivas, algunas escalables… Nadie le dirá que no se endeude para financiar puro gasto y acabará hipotecado de por vida. Nadie le dirá que invierta en lugar de ahorrar y vivirá al día… y siempre estará al borde de la ruina. Y un día quizás, perderá la vivienda por no poder pagar las cuotas de la hipoteca después de quedarse en el paro o, en el mejor de los casos, sobrevivir con un sueldo “mileurista”
que no alcanza a pagar la vivienda.

He diseñado el programa “El Código del Dinero” para educar a padres y maestros, con el doble objetivo que se auto instruyan a sí mismos y salven sus cuentas; y además, que eduquen a sus jóvenes (hijos o alumnos) para evitar que acaben viviendo al día y al borde de quedarse sin ingresos y desahuciados por un banco.

Mi sueño es erradicar la ignorancia financiera del planeta como una plaga de esclavitud que es y que algún día dejemos de “fabricar en serie” empleados de la precariedad que “aparcan” a sus hijos en casa de los abuelos, se colocan en trabajos que no aman, por sueldos mileruristas, en tareas anodinas, con jefes que aborrecen.

No quisiera problemas económicos para mi hijo. ¿Y tú?